26 de julio de 2011

El payaso de la combi

Hoy, desperté tardísimo, a eso de las 2 p.m.

Busqué entre toda mi mugre mi MP3 (al que considero como una extremidad más), mis audífonos (de colores algo raros), dinero, mi mochila y mis llaves.

Ya listo para salir, encendí mi reproductor y busque una canción para caminar.

Como siempre, esperé, mientras el sol me acariciaba la cara, una combi que me lleve a mi centro de estudios. No tuve que esperar mucho, la verdad. Subí veloz y quedome parado, sujetado de una de las barandas que siempre acomodan en las combis grandes (¿coaster? ¿custer? ¿minibus?). Miraba por las ventanas como acostumbro, cuando veo algo extraño en la calle... El automóvil se acerca más hacia ese raro ser, y de improviso se sube. Su aspecto llamaría la atención de cualquiera, y yo no fui la excepción.

"Se parecía en algo a este"
Llevaba una peluca mitad azul, mitad amarillo patito, un mameluco variopinto y que le quedaba grande, la cara pintada con mase blanca y pecas pintadas, una nariz roja cortada en 3 que se miraba bien, unos zapatos que le doblaban la talla y guantes.

Al embarcarse, dió un tremendo salto que asustó a la cobradora, que retrocedió un poco. Este personaje, empezó a bromear con los transeúntes que pasaban cerca del vehículo (esto lo estoy suponiendo, al ver que los pasajeros sonreían cuando este individuo abría la boca mientras señalaba a alguien, yo aún tenia los audífonos puestos). No es por nada, pero esto no pasa todos los días, así que me quité de encima la música que me invadía y me propuse a oir sus bromas.

Me arrancó 2 ó 3 sonrisas y una carcajada. No dejó de hablar y le quitaba la chamba a la cobradora cuando gritaba "bajabajajajaja" o "esquinaNNNN bajan".

De repente, un tipo advirtió que se bajaba en la esquina, y la muchacha dió parte al chofer del evento. Pagó con un billete, algo que no recibió bien nuestra señorita cobradora. Le hizo un reclamo minúsculo, pequeño, que no le hubiese importado a nadie. Un peruano normal hubiese hecho caso omiso a tan menudo reclamo, hubiese recibido el vuelto y hubiese seguido su camino nomás. Pero el tipo le contestó de mala manera. Se fue apurado.

El individio colorido lo vió con una cara de guadafac mientras se alejaba. Y dijo en voz alta sin dejar de lado ese tono característico de los personajes de nariz roja: "Mujer, tienes que hacerte respetar! Así como los hombres tienen que tener los huevos bien puestos, así las mujeres tienen que tener las tetas bien puestas!"

La mitad de los concurrentes rompió en carcajadas! Yo también lo hice, pero a los segundos cambié mi expresión por completo y pensé: "Carajo, tiene razón!"

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